Después de tres horitas por las nubes regresamos a la capital para conocerla y pasar allí unos días...
Todo el camino fue con mucha lluvia y un loco al volante que pasaba en curvas y con neblina.
Finalmente llegamos pero La Paz nos recibió con mucha lluvia. Nos tomamos una combi rumbo a la Plaza Murillo, la plaza central de la ciudad, y al bajar caminamos tres cuadritas en subida y llegamos al Hostal ¨El Carretero¨, donde nos esperaban Waldo y Yasmina.
Agarramos una habitación con baño compartido y muchas pulgas. Como pican las muy cabronas. Cuando nos dimos cuenta las piernas y los brazos parecían el cuello de una jirafa. Ese día no hicimos mucho.
Al día siguiente nos despertó el sol y nuestras amigas (las pulgas, que no paraban de comer-nos). Ese día aprovechamos para dar vueltas por la ciudad y entender que La Paz es como un estadio de fútbol. Las casa están dispuestas como si fueran espectadores de un partido.
La verdad es que no íbamos con mucha espectativa, pero quedamos fascinados por el movimiento, la vida, los mercados interminables, la plaza y la Iglesia san Francisco, el Valle de la Luna, el complejo arqueológico de Tiwanaku, el mirador Killy Killy (desde el cual se puede ver claramente el gran tazón en el que se dibuja la ciudad), el Cementerio, las plazas, y ¨la paz¨ de la gente... y como en toda Bolivia muchos colores, olores y vida.
Y así se pasaron los días, caminando, disfrutando hasta que el lunes a la mañanita nos fuimos rumbo a Sorata, un paraíso terrenal.
sábado, 11 de abril de 2009
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